jueves, 12 de julio de 2007

Y colorin colorado, este cuento se ha acabado...


    No hay mucho que decir, México perdió 3-0 contra Argentina, en un partido en el que en el primer tiempo México aguanto bien los embates argentinos, quitándoles la pelota y no dejándolos jugar, provocando que Riquelme, Messi y Tevez pasaran desapercibidos. Pero todo el “aguante” se vino abajo a un minuto de finalizar el primer tiempo, en una colección de errores defensivos por parte de México, primero tres defensores prácticamente le dijeron “pase usted” a Gabriel Heinze y después Oswaldo Sánchez no decidió si salía o se quedaba, y por consecuencia dejo la portería abierta.


    Con esto, México se encontró ante una situación en la que no había estado en toda la Copa, ir perdiendo. Y entonces vinieron los cambios, terribles para mi gusto, Hugo Sánchez sacrifico a Gerardo Torrado para meter a un Alberto Medina que sólo sigue demostrando que la camiseta de la selección le queda grande, y sacó a Juan Carlos Cacho para darle juego a Omar Bravo, que paso inadvertido. Para mi gusto no hacían falta los cambios, pudo aguantar un poco más para ver como reaccionaba el equipo, y con lo que había en la cancha ir a buscar el empate.


    El segundo gol, un golazo de Messi, viene precedido de un terrible error defensivo, a un jugador del calibre de Lionel Messi se le debe de marcar con dos jugadores, y ahí no lo estaba marcando ni uno solo. Claro que la definición de Messi es punto y aparte, pero el error ahí queda. Y el tercer gol, aparte de que no era penal, Oswaldo sigue atacando los penales como si en verdad fueran un “volado”, si Oswaldo aguantara a ver a donde va el balón, tapara muchos penales.


    Aunque igual si no hubieran caído esos goles, estoy seguro que en otro momento hubieran caído, pues México ya estaba perdido en la cancha.


    Ahora viene el partido por el tercer lugar contra Uruguay, en el que México puede reafirmar su posición como tercera fuerza futbolística del continente.

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